Las minas antipersonas son un peligro internacional pero ningún país, a excepción de Afganistán, se ha visto tan afectado por ellas como Colombia. Sólo el año pasado, por ejemplo, esos dispositivos, enterrados en zonas rurales, mataron 285 personas, ente ellos 40 niños.

En los últimos 25 años, 11.000 colombianos han sido heridos o muertos por minas antipersonas y municiones sin explotar.

Una semana después de firmar un histórico acuerdo de paz con los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) , el gobierno colombiano envió una delegación de ocho personas a Israel para recibir asesoramiento de la Autoridad Nacional de Acción contra las Minas del Ministerio de Defensa en técnicas de desminado.

El trabajo preparatorio para la misión se realizó en mayo cuando Israel asistió a un encuentro en Bogotá con representantes de Estados Unidos y Noruega para determinar la mejor forma de ayudar a Colombia.

“Las minas antipersonas son especialmente peligrosas porque pueden permanecer inactivas durante años pero pueden acabar matando a gente inocente sin previo aviso”, escribió en un blog el secretario de los Estado de Estados Unidos, John Kerry, desde el lugar donde se realizó el encuentro.

Continuó: “A la velocidad que se está llevando el desminado pasarán décadas antes de que el país esté libre de minas. Estados Unidos y Noruega creen que ese marco no es aceptable. Por este motivo estamos al frente de una campaña mundial para aumentar los recursos y ofrecer experiencia técnica para que Colombia gane la batalla contra estas armas de guerra, de uso indiscriminado, en los próximos cinco años”.

Israel podría participar en otras campañas en Colombia en un momento en que ésta se recupera de cinco décadas de enfrentamientos violentos con las FARC. Una de ellas es ayudar a agricultores a reemplazar la producción de coca del grupo guerrillero por cultivos alimenticios.

“Israel y Colombia son viejos amigos”, un funcionario israelí dijo al diario Jerusalem Post, a lo que agregó que la ayuda de Israel para que el país suramericano es parte de un proyecto “civil humanitario”.